viernes, 29 de enero de 2016

Poner, quitar y repetir, en el espacio y en el tiempo

En el origen de las matemáticas está el poner, quitar y repetir. Si tenemos una naranja y ponemos otra, tenemos dos naranjas, Si tenemos dos naranjas y quitamos una, tenemos una. Si ponemos tres naranjas repetidamente hasta cinco veces, tenemos quince naranjas. Si tenemos diez naranjas y quitamos dos repetidamente hasta cinco veces, no queda ninguna. Si ponemos las naranjas en una caja en su base en filas de tres, hasta un total de tres filas, y podemos repetir tres niveles iguales tendremos una disposición en forma de cubo con tres por tres por tres naranjas, o sea, veintisiete naranjas.  Si tenemos una disposición en forma de cubo de ciento veinticinco naranjas, es que son cinco filas de cinco naranjas en cinco niveles. Si quiero saber si puedo poner una disposición cúbica de ocho naranjas lo puedo hacer porque es posible hacer un cubo de dos por dos por dos naranjas.
El álgebra inicialmente correspondía a los términos de "reponer" o "reintegrar", eso significa que si tenemos un número indeterminado de naranjas y le añadimos dos y comprobamos que hay cinco, es que inicialmente había tres. Para ello quitamos a las cinco las dos que le añadimos y reintegramos la situación al principio. Pero también hay un hecho fundamental, ponemos, quitamos y repetimos en el tiempo.  El análisis estudia las relaciones. Si empezamos con dos naranjas y todos los días repetimos poniendo tres nuevas naranjas, podemos contar el número de naranjas acumuladas al cabo de cinco días, un total de diecisiete. Y al cabo de siete días, veintitrés. Y al cabo de diez, treinta y dos.
Lo curioso del caso es que también se pueden hacer matemáticas sin necesidad de poner, quitar o repetir nada físico, puede hacerse mentalmente. Incluso imaginar situaciones imposibles de llevar a la práctica en principio. ¿Qué decir de tener cuarenta mil billones de naranjas y poner ciento veinte mil trillones de naranjas? Matemáticamente es posible, en la realidad cualquiera diría que no. Esto es debido al instrumento que es nuestro cerebro, la potencialidad de las matemáticas es la propia potencialidad del cerebro humano.