sábado, 13 de octubre de 2012

Motivaciones para aprender matemáticas

La motivación tiene que ver con la posibilidad de hacer real lo deseado.  Hace siglos, cuando las sociedades eran agrícolas, las matemáticas tenían aplicaciones prácticas que estaban al alcance de muchos de los ciudadanos como por ejemplo medir una superficie de terreno, calcular la cantidad de semillas necesarias para hacer la siembra, diseñar canales de regadío, hacer molinos para aprovechar la fuerza del aire o del agua,... Hoy en día la sociedad es más sofisticada, la mayoría de los habitantes viven en las ciudades, manejan intuitivamente mucha tecnología pero solo como usuarios sin comprender ningún fundamento, es una sociedad de consumo en la que lo que se estropea se cambia por otro aparato nuevo y normalmente no hay mucha necesidad de crear algo nuevo. Los trabajadores altamente cualificados y profesionales universitarios sí necesitan conocimientos matemáticos para dominar sus profesiones. También es cierto que mucha de la información que hay en la prensa está en términos cada vez más matemáticos, sobre todo estadísticos, lo que ayuda a mejorar el nivel de formación matemática de los ciudadanos. En general, podemos decir que para el ciudadano medio no hay muchas posibilidades de plantearle problemas matemáticos reales que le haga motivarse en el reto de resolverlos con la consiguiente satisfacción de conseguirlo y, por tanto, desarrollar el gusto de aprender.